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Elisa Torres, La Estudiante Chilena Que Popularizó La Ciencia Cuántica Entre Las Niñas De Todo El Mundo

Olivia L. Castillo
Published Jul 11, 2025

La niñez

Para Elisa Torres Durney, cada flor, cada hoja y cada insecto representaban una oportunidad para descubrir algo nuevo. De niña, era difícil encontrarla en casa; siempre estaba afuera explorando las maravillas de la naturaleza. A sus padres les encantaba su curiosidad, aun cuando ella traía tierra a la casa. Creían en el valor de la educación (siempre y cuando ella tuviera cuidado) e incluso le regalaron un microscopio rosado. Ese microscopio de plástico se convirtió en la ventana a un mundo nuevo que le permitió continuar investigando el entorno con un asombro.

Pero su curiosidad no se limitaba a lo que podía ver con el microscopio. A Elisa simplemente le encantaba aprender, incluso el arte de su abuelito (quien era pintor). Solo con observarlo, aprendió a dominar técnicas avanzadas y pasaba tardes enteras a su lado, mirando el proceso delicado de mezclar colores para contar historias vívidas. Elisa sigue pintando hoy en día usando las técnicas de su abuelo.

Gracias al apoyo de sus padres, para el momento que comenzó la escuela secundaria, su curiosidad no había desaparecido. Aprovechó las oportunidades de estudio, trabajando en un laboratorio, participando en teatro, y haciendo preguntas en todas sus clases. Desafortunadamente, la pandemia de coronavirus puso un fin a esto.

Su viaje hacia la computación cuántica

En la adolescencia, durante la pandemia, Elisa tenía demasiado tiempo libre, estaba aburrida, sin interacción social y con menos actividades. En otoño de 2021, se registró en un curso en línea de dos semestres de computación cuántica impartido por The Coding School y patrocinado por el gigante tecnológico IBM. Antes del curso, Elisa sabía que la mecánica cuántica es un campo de la física que estudia cosas pequeñísimas, pero nada más. Nadie en su vida conocía la computación cuántica, ni siquiera su madre, quien trabaja en el área de tecnología. 

Desde el primer día, el curso la atrapó. Aprendió que la computación cuántica aprovecha las leyes de física cuántica para resolver problemas específicos más rápido que las computadoras tradicionales. Su profesor explicó temas fascinantes como los cúbit​​s (la unidad de información de la computación cuántica) y la superposición, propiedades exclusivas de la física cuántica. 

Una explicación simplificada de estos conceptos sería: una computadora normal solo utiliza los números cero y uno para codificar la información, pero en una computadora cuántica, la información está codificada en una mezcla de ambos (cero y uno). Imagina que el cúbit es cero y uno al mismo tiempo, pero que tampoco es ni cero ni uno. Esta capacidad de existir en múltiples estados al mismo tiempo se llama superposición en mecánica cuántica. Entonces, una vez que la computadora cuántica lo lee, el cúbit colapsa a un estado definitivo de cero o uno. ¡Esta es una idea que desafía nuestra comprensión clásica del mundo natural!

Además de la teoría, Elisa tuvo la oportunidad de adentrarse de lleno en la materia a través de los laboratorios virtuales del curso. Experimentó con circuitos cuánticos y programó utilizando algoritmos cuánticos, herramientas clave en este campo interdisciplinario. Pero más allá del aprendizaje técnico, lo que más la marcó fue la comunidad que encontró: hizo amistades con estudiantes de todo el mundo. Aunque venían de culturas muy distintas, todos compartían la misma pasión por la computación cuántica.

Sin duda, ese curso fue una experiencia transformadora. Elisa pensó, “Cuando amas algo, quieres compartirlo”; y eso fue exactamente lo que hizo.

Girls in Quantum

Después del curso, Elisa no quiso quedarse ahí. Deseaba seguir explorando la computación cuántica y mantener el vínculo con la red de colegas que había formado. Pero también surgió en ella algo más profundo: la necesidad de compartir lo aprendido con personas que no habían tenido las mismas oportunidades que ella. Así, en 2022, fundó Girls in Quantum, una organización dedicada a hacer accesible la ciencia cuántica a niñas de todo el mundo, mediante talleres virtuales y recursos gratuitos.

Al principio, la iniciativa estaba dirigida solo a jovencitas en Chile, su país de residencia en ese momento. Sin embargo, al recordar la diversidad del curso y a sus compañeros de distintas partes del mundo, comprendió que Girls in Quantum debía ir más allá de Chile. Convertirla en una organización internacional fue un gran desafío. Coordinar horarios para las reuniones era complicado: mientras algunos de sus compañeros dormían, otros se despertaban. Además, fue un reto encontrar expertos con quienes colaborar. Tenían suerte si, de cientos de correos electrónicos, una sola persona respondía. Lo más frustrante fue que muchos adultos no la tomaban en serio. Cuando la veían, le preguntaban: “¿Dónde están tus padres?” Aunque era calificada, dudaban de sus capacidades por su género y edad, pero Elisa persistió y Girls in Quantum aprendió a ser organizada y flexible.

¡Actualmente, hay veintisiete países activos en Girls in Quantum, desde Japón hasta Egipto! En total, más de cinco mil jóvenes en el mundo están aprendiendo con la organización. Elisa, quien recientemente fue reconocida por Fobres como una de las 30 under 30 por este trabajo, no quiere parar el movimiento de democratizar la educación en computación cuántica. Cree que hay muchas mujeres con potencial en el campo, pero no tienen las oportunidades ni los recursos necesarios. Elisa está decidida a cambiar esa situación y a abrir puertas para la próxima generación de mujeres en la ciencia cuántica.


Este artículo pertenece a la serie de la Sociedad Americana de Física PhysicsQuest.

Olivia Castillo es estudiante avanzada de física y humanidades en la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos.

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